El comienzo de un día que quisiera dormir entero, el aroma difuso de naranjas... mis ojos se cierran, pero mi mente no para. Ese abrazo, esa risa, la advertencia.
Mensajes sin respuesta que me llevan a pensar en una y mil razones que coinciden en un punto, pies fríos, falta de motivos. La imagen distorsionada de quien ya no se reconoce en el espejo ni en sus pensamientos. La resequedad de mi piel es menos rasposa que mis juicios y el desinterés lo nubla todo. No hay crema humectante para el alma ni cinta adhesiva para un corazón roto.
No quiero que sea al rato, quiero que sea después.
2 comentarios:
Me gusta, escribes de forma profunda y visceral... poca gente lo hace así.
Un saludo.
Chache.
Gracias Chache! Escribir debería ser más sobre sacar la entraña en cada letra y menos sobre complacencias, pero no muchos se atreven!
Un beso y gracias por leerme!
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