NADA TENGO QUE VER CON LA TELENOVELA

Perdón si caíste en mi blog por la telenovela LA MALPARIDA. El nombre de este sitio lo escogí años antes y así se seguirá llamando. Disculpa las molestias.

viernes, 3 de julio de 2009

De cómo los dieces de poco sirven


Una tarde cualquiera, llegué con mi flamante diploma que me acreditaba como una chica de excelencia. Había promediado un semestre entero con un fascinante 9.7. Llegué a aquel lugar de mis sueños y pesadillas y mi bien amado boss me dió la lección de mi vida: "Las calificaciones no sirven para nada a la hora de la verdad". Poco le faltó pa decir que hiciera rollito mi diploma y lo usara de Charmin y pa variar, lloré.

Diez años después con él en la cima y sumando triunfos, sólo puedo confirmar que el día a día en el trabajo tiene de todo, menos las cosas que alguna vez te hicieron estar en el cuadro de honor. Para obtener una estrellita dorada en las labores necesitas algo más que memorizar apuntes y presentar bonito: aquí ya no peleas una boleta impecable, peleas la comida caliente y millones de pesos pueden estar en juego. Es por eso que el trabajo y yo no nos llevamos nada bien.

Ayer, la satisfacción de exponer horas de datos, análisis y búsquedas y causar impacto fue como un orgasmo: se sintió genial, pero duró muy poco. A diferencia de otros recuerdos que evocas y vuelves a experimentar todas las sensaciones, aquí no pasará lo mismo hasta que vuelva a pasar, cosa que no es propia, sino compartida (y yo soy un ente muy, pero muy, requeterecontra egoísta) No sé qué será del proyecto y hasta dónde llegará. No sé si valga la pena torturarme pensando en cuánto ganan los asistentes a la reunión y compararlos con mi sueldo. No quiero ni abrir mi cartera. Quiero saber qué sigue.

La vida real trata de otra cosa. Cuando he pensado en un futuro con familia, me imagino una gran biblioteca en donde los premios y reconocimientos cubran una pared y mis hijos entren y sientan todo el peso de superarme. De pronto me arrepiento y recuerdo que jamás fui matada (aunque digan lo contrario), de esas tardes con exámenes finales donde yo me iba al cine, de mi máquina de escribir Olivetti, de todas las veces que me imaginé en una burbuja mientras mis compañeros me mentaban la madre por no pasarles la pregunta 5 o la 9. De la única vez que intenté copiar y me cacharon. De la vez que me fingí enferma y me exentaron. Y me pregunto si vale la pena. Si me voy a poner histérica cuando reprueben algo... pero ¿para qué pensarlo ahora?

Mañana 4 de julio se cumplen ocho años de mi examen profesional. Ya no esperaba nada, había perdido mi trabajo, estaba bajo amenaza de perder mi beca de maestría, había tenido sólo 20 días para hacer mi tesis, tuvieron que prestarme dinero para imprimir las copias. Mi amigo el Muff y yo éramos los únicos en la sala con los sinodales y nos pidieron salir para deliberar. Mi sis aguardaba afuera con unas flores que amenazan marchitarse y mi mamá moría de impaciencia. No paraba de llover. Entramos los cuatro por el veredicto: Mención Honorífica. Celebramos con un Mc Trío. Y después ¿qué?

Mi flamante título con todo y sus garigoleadas palabras sigue guardado en un Atlas y yo sigo esperando encontrar a la Eudi a la que le guste el trabajo, la que no se la pase reprobando las diferentes materias de la vida.

Ayer fue uno de esos escasos días en donde me volví a sentir inteligente, capaz, útil. La Eudi que nada aporta, que tiene una actitud de la chingada, mediocre y estúpida (cito cosas dichas por algunos jefes en algún momento) quedó en stand by hasta nuevo aviso.

Algún día.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Animo, se feliz!!!!

Muchas cosas pasan. En la escuela, depende de la escuela; no es tu caso, pero yo he tenido alumnos que no rebusnan porque no se saben la tonada, pero el colegio les asigna el diez y te corren sino se los pones.
Hace tiempo fui a un examen a La Salle y mi amiga era más que bruta, su tesis un asco sobre la franquicia; no aportó nada a la ciencia jurídica, pero ella tuvo mención. La lista de ejemplos puede ser infinita.

En el colegio aprendes cosas, la vida te da otras, juntando todo es como triunfas. Además siempre debes ser politicamente correcto aunque no te dediques a la politica, vaya contrariedad. Eso lo aprendí en la academía, donde creí que solo tenia que estudiar, pero bueno, uno se cae y luego se levanta.
Ese es el juego, prenderse a levantar y buscar siempre una excusa para sonreir, para ser feliz.
Un abrazo

Anónimo dijo...

qué triste historia, la de miles de mexicanos jóvenes que se buscan un espacio. Yo también tengo muchos pelitos y "trofeos" en mi pared y me estoy abriendo paso poco a poco, lo único que te puedo decir es que la humildad (aún con mi doctorado no me importa ser asistente del top 10 mundial), la disciplina (aprender más de 4 idiomas, muchas horas perfeccionando instrumentos, etc), la suerte y la paciencia (picar piedra), te abren los espacios que el nepotismo no deja abrir para los jóvenes, en Mexico...

Amargada Y... dijo...

Sólo quiero comentar que la vida es tan surreal que las cosas pasan y no pasan al mismo tiempo, y estando en un país como el nuestro esta situación se cataliza, quizás sea bueno que no trasladémos una crisis nacional a una personal,quizás también podamos voltear a ver muy bien a quien tenemos alrededor, quizás no seamos nosotros los que tenemos el problema, quizás es todo un sistema podrido que otorga importancia y preferencia según la visión (corta, escasa y a veces inexistente) del que tiene el poder, si! así es de triste hay veces que una persona impreparada académica, laboral y sobre todo emocionalmente tiene el poder de.... el poder para.... el poder sobre.... el poder con.... el poder por el poder, ese es el problema ellos nos asignan "el final de la oración", y casi siempre el final de la oración es deprimente para nosotros, pero recordémos que no porque una persona sea jefe este lista para ocupar el cargo de buen líder, quizás no sabe cómo manejarse y como no sabe se frustra y se descarga con quien puede... o con quien se deja? En fin tu situación no es la única, ni la primera ni la última, hay quienes también acabamos con 9.5 la universidad y desempeñamos el trabajo de 4 personas en 1 y sin embargo aparecemos como simples secretarias en la nómina. Entonces quizás también sea bueno sentirnos con poder de acabar las frases, yo por ejemplo tengo el poder de trabajar y lo hago bien, si no lo ven es su bronca no la mía, tengo el poder para no dejar que me amarguen con sus comentarios llenos de frustración, tengo el poder sobre mis emociones, tengo el poder con mis dieces de mandarlos a ....... porque al menos lo que mis dieces me han dejado es que puedo acabar esa frase con mas adjetivos y otra cosa es que puedo ser un poco más coherente que muchos otros, quizás entonces lo que tus dieces te estan dejando es que tus jefes no serían jefes sin tu detrás de ellos y tus dieces detras de ti. No sé, acuerdate la cosas pasan y no, depende ti.

Karen D. dijo...

Eudiza, hace 10 años q nos graduamos, está cañón. Estoy de acuerdo contigo, los dieces no sirvieron de nada, pero salimos de la carrera con muchas ganas y eso es lo que nos ha ayudado a salir adelante. A mi me da tranquilidad saber q esos 4 años no fueron desperdiciados y algo de la carrera lo aplico en mi trabajo el día de hoy. Lo demás es experiencia, el cliente q te hace llorar, el evento q echaste a perder, el anuncio q no salió, o el q salió con una fecha equivocada, en fin. Cada una de esas experiencias son las q te hacen fuerte (aunque suene cursi) y te dan armas. Ya no somos los mismos nenes graduados buscando q hacer, ya tenemos cola atrás q nos respalda y así vamos
pa´adelante. La mayoría estamos muy lejos de hacer lo que en verdad nos gusta (y que nos deje lana, no?) pero lo importante es no quedarse en el intento. Talvez no seas la mejor en tu chamba, pero con este blog y tu manera de escribir, debes sentirte muy orgullosa!! Saludos! Karen D.