NADA TENGO QUE VER CON LA TELENOVELA

Perdón si caíste en mi blog por la telenovela LA MALPARIDA. El nombre de este sitio lo escogí años antes y así se seguirá llamando. Disculpa las molestias.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Aire y fuego

Fue una combinación poderosa: el frío de una mañana azul, una fotografía de los volcanes en el periódico, aquel perfume. Una bomba incendiaria. Los años pasan y la herida insiste en arrancarse la costra para sangrar cuando menos se lo espera.

Esa mañana al despertar hicieron el amor.

De toda las prendas en el suelo ella eligió su camisa. Siempre quiso hacerlo. Como en aquellas escenas de película en donde la protagonista tiene el cabello revuelto y el rostro radiante, la mirada pícara. Salió a la terraza caminando de puntitas. Los caddies ya estaban en el campo viendo el desempeño de los golfistas, pero ella estaba ahí, en el varandal, respirando el aroma del césped a distancia, a mañana muy fría, a sol que aún no quema, con un cielo azul brillantísimo y con los volcanes a su derecha, en toda su majestuosidad, cubiertos de nieve.

Un atisbo de su propio perfume activado quizá por el sudor y la saliva de los dos llegaba con el viento frío que le golpeaba el rostro y al acercar su nariz al cuello de la camisa buscando un poco de su loción la alquimia le supo a magia ¿había un perfume más perfecto que ese? El día, el momento, el sexo, los dos en un respiro.

El cuarto se veía aún más oscuro después de tanta luz. Era hora de partir. La presentación oficial con la familia. 

- "Necesito un café"
- "¿Después de la chiliza aún no has despertado?"
Ella rió por la palabra pero le dolió el comentario. Pensó y pensó ¿Eso fue para ti? Ey tú, novio mío, ¿Acaso no sabes que necesito un café cada mañana? ¿Y que deberíamos seguir en la cama relajándonos a fuerza de coger? Auxilio... quiero un capuchino, regrésame a la cama a besos y no me levantes hasta que sientas morir de amor. Pero de su boca no salió nada. La camisa quedó tirada en la alfombra de la suite, un oráculo mudo, un presagio del fin.


El frasco quedó a la mitad y a buen resguardo. Cinco años después el aroma llega en un día frío, con cielo azul y un sol que aún no quema, envolviéndome en recuerdos que en un instante dejaron de ser felices.

Aún creo que es un perfume perfecto para esta época del año, pero jamás habrá otro año con él. No puedo usarlo, es una época y los perfumes que recuerdan épocas sólo son reusables si nos traen de vuelta maravillas. Y la verdad, ya no importa. La costra ha caído. La cicatriz apenas se percibe. Y estoy lista para romperme las rodillas, el alma o lo que sea necesario por amor, una vez más. Valdrá la pena.

Un aroma nuevo, aires renovados. Fuego por venir.

Feliz cumpleaños a tí.

2 comentarios:

Anneta dijo...

Hola! A modo de ser absolutamente sincera, entré por el título de la novela, pues se acerca el final...no es muy buena, pero "engancha".
Realmente me has sorprendido y no puedo abandonar tu blog y seguiré leyendo. Te felicito, pues logras lo que cada uno buscamos al leer un relato: sentirnos protagonistas. Gracias! Te abrazo. Anneta de Argentina.

Eudiza Quevedo dijo...

Muchísimas gracias por tu comentario Anneta! Me has hecho el día! Un enorme beso desde México!