NADA TENGO QUE VER CON LA TELENOVELA

Perdón si caíste en mi blog por la telenovela LA MALPARIDA. El nombre de este sitio lo escogí años antes y así se seguirá llamando. Disculpa las molestias.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Buraco

Estela no sabe de dónde le nacieron las ganas. Si del dolor de perder al hombre que apenas comenzaba a amar o de la soledad que cada noche la mantenía llorando en silencio hasta que le dolía el pecho, buscando a tientas un poco de placer, invocando nombres de amantes lejanos, suplicando cariño. Desde pequeña sólo fue necesario un poco de atención, una sonrisa y una mirada extraña para dejarla enamorada por meses, años: entre más difícil fuera llegar al príncipe encantado, más sueños y finales felices fabricaba en su mente. Al no encontrar cómo decirlo en palabras, lo escribía y siempre, a través de sus cartas, quería conmover el corazón de cuantos conocía, llorando de impotencia al ver que nadie entendía lo profundo de sus sentimientos. ¿Por qué tantas canciones pueden tener letras tan bellas que nadie parece entender al cantarlas?

Con él no fue distinto, el pequeño estremecimiento que se le confundía con repulsión le hizo saber que tarde o temprano se enamoraría del hombre que tenía enfrente. "Recuerda este momento Estela, al rato creerás que es el hombre de tu vida o terminarás besándolo". Con el paso de los años, se le olvidó el por qué pensó alguna vez que el tipo era muy extraño y, aunque jamás fueron amigos y coincidian muy poco, mantenían un contacto frecuente. Y en una de esas se aferró a sus saludos como un bebé que sujeta el dedo de cualquier persona que se le pone enfrente.

Fernando nunca entendió a Estela del todo. Le parecía agresiva, grosera, demasiado espontánea para su punto de vista. Se hartó de decirle que eran muy distintos y que jamás podrían llegar a nada. Recurrió a los gritos y a la indiferencia pero ahí estaba ella otra vez, con varios párrafos llenos de reproches y tristeza que exigían pedir disculpas. Sabía que si la besaba, se ataría a ella. ¿La deseaba realmente? Le asfixiaban tantas invitaciones, saber que esos ojos parecían verlo sólo a él y que ella estuviese tan atenta a todo lo que decía o dijeran los demás de sí mismo. Sabía que Estela necesitaba a alguien y que para su desgracia, él estaba ahí. Hasta que ella se fue.

A pesar de considerarse el rencor hecho mujer, Estela olvidó demasiado pronto todos los desprecios de Fernando y volvió a la carga. ¿A dónde quería llegar? ¿A la cama? ¿Se puede enredar a un hombre entre las piernas como para atarlo a una vida? ¿Podría separar el sexo del sentimiento y hacerlo por puro placer? Esa aversión al "hubiera" la llevó a cometer tantas estupideces en el pasado, que una más, pero satisfecha, ya no le importó. Sintió miedo de pronto y mintió, pero ahí estaba, pagando de su bolsa, por un poco de caricias del hombre que más la había ofendido.

Maldito tráfico y maldita peste, esta mujer se vació el perfume. Y para colmo, se le ocurren tonterías en la cama. Parecía tan fuerte y experimentada al hablar y resultó tan poquita cosa. Le di las gracias al dejarla en su casa y me abrazó con una fuerza inaudita. Logró lo que quería y ahora, me puedo ir a dormir.

Jamás sabré si gozó o no. Parecía fingir. Me quise dejar ir y lo logré a veces, pero no evité llorar. Tal vez no se dió cuenta de cuánto me hirieron sus palabras. ¿Esto es lo que querías? Aquí estás, desnuda, expuesta, descubriendo a la mujer vulnerable que eres. Amenazó con irse y retomado el encuentro le dije muy bajito cuántas veces lo imaginé dentro de mi y era cierto. Recorrí con mis dedos su espalda y cubrí su pecho de besos sabiendo que sería la primera y la última vez. Lo abracé con todo ese amor acumulado sin destinatario definido, con el dolor de saber que no hay hombre que me ame y que cada quien hace su vida mientras que la mía se apaga.

¿Cómo puede alguien estar tan dentro de ti y a la vez tan lejos? ¿Cómo pueden penetrar en tus entrañas para después olvidarte? Me siento un kleenex con el que sonaron los mocos para después tirarlo a la basura, así de grotesco, dicho en los modos que él tanto odia de mi. Un hoyo. Fui un hoyo en el que entraron para dejarme completamente vacía en todos los sentidos. ¿Qué es un hoyo sino nada?

-¿Quién es?-
- Es Estela, feliz cumpleaños Fernando-
- Ah, gracias-
- Perdón por no hablarte antes, pero...-
- Ajá, ¿qué?, ah, sí, gracias-
- Que la sigas pasando bien-

Apenas dos días han pasado desde esa accidentada noche. Y la fiesta siguió, con los amigos, con la gente que se quiere y Estela, por supuesto, no está entre ellos.

Octubre 2006

1 comentario:

Unknown dijo...

Terminamos siendo una larga serie de víctimas y verdugos, a veces de una forma refinada, como si la lucha eterna de egos heridos fuera suficiente excusa, aunque quizás, sólo buscamos afinidades que no existen.
Besos
pd: cuando pones tantos post al mismo tiempo, termina por no lucir lo que escribe, y Ala es testigo.