Hoy me obsequié tres muestras: Kenzo Amour Florale con un bracelet oiseau de regalo y Clarins par Amour (normal y Tojours). Amour, amour, amour. Intentaré hablar un poquito sobre de ellas.

Al primer sniff de Clarins par Amour recordé el sabor de los labiales y el aroma de los lápices. Si acerco mi nariz al atomizador huele a pétalos de rosas aterciopeladas. Esta fragancia es una mezcla floral-amaderada bastante clásica (siento que la he olido una y mil veces ya). Acorde al cartón de mi muestra sus notas incluyen rosa otomana, bayas, grosella negra, sándalo y benjuí. El frasco tiene en la tapa un corazón y es realmente simple y bonito.

Terminamos con Clarins Par amour Tojours (por amor para tus hijas sería la traducción) que está pensado para las niñas. O estoy muy sentimental entre tanta sobrina o este perfume realmente huele a infancia feliz. Huele a rosas frescas, toronja, a frambuesas como las de esa escena donde una Amelie niña se atraganta y a días de jugar a la comidita con las comadritas. Lo usaría sin problema como aromaterapia en un día triste y se lo pondría a una niña a partir de su primer día de kinder. Huele a peinado de rizos con vestidito español y también a pequeña con sudadera de capucha de osito. Adorable y muy femenino.
Amour, amour, amour... los tres aromas hablan de un sentimiento universal y lo interpretan a su manera. El primero es una oda a Asia y los viajes, los otros dos son todo abrazo y risas entre madre e hija, un homenaje a las mujeres que aman la marca de Clarins (más conocida por sus cremas) y pedían un perfume.
Me quedo con mi brazalete de ave, con las notas en mi piel y contenta con este primer acercamiento a compartir mis opiniones sobre una de las cosas que más amo: los perfumes.

¿A qué huelen hoy?
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